Empresas fuertes en lo local, asertivas en lo global
En una entrada anterior, hablamos sobre cómo Latinoamérica ha tenido un boom pero esta vez no literario, sino de pequeños empresarios. Expertos en ciencias económico administrativas sostienen que no es necesariamente un panorama alentador o un buen indicador de desarrollo o bienestar, puesto que, si bien se resuelven ciertos problemas inmediatos, los pequeños negocios demandan tiempo y energía mientras que no siempre reportan grandes ganancias y muchos emprendedores no pueden costear servicios médicos o planes de retiro. Por eso se afirma que, sobre todo, lo que se incentivó tratando de crear un ambiente emprendedor fue la informalidad laboral, en tanto que los microempresarios pocas veces se pueden contratar más allá de sus familiares, no gozan de días de descanso o de alguna especie de estabilidad.
El panorama no es tan alentador, en México se estima que sólo el 25 % de las Pymes sobrevive más de los dos años; sin embargo, una vez que logramos fortalecer nuestro modelo de negocio y evaluamos tanto nuestras posibilidades financieras como las amenazas que puede representar la competencia en otros lugares del mundo, podemos pensar en hacer crecer nuestra empresa hacia otros mercados. Expandirse implica una mayor distribución de la riqueza, pero para hacerlo con mayor posibilidad de éxito, es conveniente que la persona de la alta dirección atienda las siguientes recomendaciones:
• Conoce tu mercado. Aunque tengas dominado este tema en tu lugar de origen, acercarse a un nuevo público y a una nueva cultura debe llevar una investigación cuidadosa por delante: tendencias, referencias, necesidades y características específicas del país. Considera incluso que no siempre podrás lanzar la misma campaña en todos los lugares en que tengas presencia, sino que en ocasiones tendrás que adaptarla; lo mismo en el caso de algunos productos y servicios, donde querrás tropicalizarlos e incluso usar un branding distinto en cada caso.
• Siempre considera lo inesperado. Puede parecer catastrofista, pero prepararse para lo peor es lo que ha salvado a muchas empresas de fallar: no dudes en tener más de un plan estratégico, evalúa constantemente los avances y ten un capital reservado para emergencias o situaciones inesperadas. Como bien dicen, es mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo.
• No te dejes llevar financieramente. Si bien la emoción de iniciar una nueva etapa para la compañía es grande, y ciertamente la inversión es necesaria, es importante no perder de vista el estado financiero de la empresa, pues representa la confianza que podremos dar a clientes e inversores. Es importante que haya puestos de liderazgo en la empresa con maestrías económico administrativas para que puedan considerar los riesgos económicos, gestionar, vincular y tomar las decisiones con un nivel de riesgo pertinente.
• Tu equipo es la columna vertebral. Recuerda que, si bien una empresa puede estar fortalecida, si su personal no está motivado (financiera y emocionalmente) y capacitado, es como si se pusiera una fecha de caducidad al proyecto. Invertir en retribuciones justas para perfiles adecuados siempre será recomendable, y si los lidera alguien con conocimiento y preparación en alta dirección, tendrás un buen funcionamiento asegurado.
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