El por qué y el cómo sobre la evaluación a políticas públicas
Tener un chispazo, un momento Eureka, es sencillo, la mayoría de los seres humanos hemos experimentado esos momentos de aparente lucidez, pero si somos francos también hemos vivido la experiencia, tiempo después, de notar que nuestra idea no era necesariamente brillante. Como anécdota es una experiencia divertida, pero si gracias a esos momentos de creatividad implementamos una política pública sin estudios, investigación o sustento de ningún tipo y eso impacta negativamente a la población, se pierde la gracia.
Desafortunadamente la gestión y administración gubernamental en México y Latinoamérica ha sido criticada precisamente por caer en esas prácticas: no investigar lo suficiente antes de proponer; no conocer el problema a solucionar o atacarlo desde los enfoques equivocados; o no tropicalizar correctamente las políticas públicas que se importan. Es necesario, al momento de proponer e instrumentar una política pública, contar con personal que haya cursado una maestría en gobierno como la de Gestión y Políticas Públicas que ofrece la Universidad Iberoamericana Tijuana.
Evaluar es importante porque nos permite mejorar el desempeño de quienes ejecutan la política pública; además, toda idea es perfectible y mantenerse atentos a las acciones que resultan, o no, efectivas para atender a los problemas nos hará aproximarnos de manera más efectiva a lo que esperamos lograr. Todo organismo público debe atenerse a procesos de evaluación, ya sea que contraten a terceros o busquen orientación de instituciones autónomas. El CONEVAL, por ejemplo, es una instancia gubernamental con la autonomía y capacidad técnica para generar información objetiva sobre la política social en México. Ellos proponen en sus evaluaciones tres fases:
• Planeación: esta fase comprende la definición del universo de evaluación, el desarrollo de términos de referencia para evaluación y el desarrollo de plataformas.
• Contratación: se consulta el registro de evaluadores, se pasa por un proceso administrativo de selección y se contrata a los indicados.
• Desarrollo: es, evidentemente, la fase más larga. Comprende una reunión introductoria para presentar el instrumento de evaluación, luego una capacitación a evaluadores en el uso de los términos de referencia y sistemas, después se reúnen para proveer de la carga de información requerida para la evaluación, posteriormente se revisa la información cargada al sistema, entonces se comienza con las reuniones para presentar los programas y revisar la información cargada al sistema. Una vez hecho esto se entrega un informe inicial de la evaluación, sobre el cual se elaboran comentarios al respecto para que pase a revisión en una siguiente reunión y se pueda responder a esos comentarios, después de lo cual se elabora un informe final, al cual la Unidad de Evaluación de la dependencia o entidad y la Unidad Responsable del Programa o Acción darán su opinión institucional, el CONEVAL lo revisará y también hará sus observaciones, con lo que se pasa a la etapa de aprobación, publicación de la evaluación, entrega a instancias y generación de bases de datos de información derivadas de ello.
Dentro de una etapa de evaluación debemos considerar el impacto real de nuestras acciones y no indicadores vacíos, vale la pena tener en el equipo de evaluadores personas con maestría en gobierno y expertos en políticas públicas que sepan ver el cuadro completo y puedan brindar información clara y objetiva.