Las oportunidades económicas de vivir en frontera
Vivir en una frontera es mantenerse en el limbo en muchos sentidos: hay incluso rasgos identitarios que no pertenecen a ninguno de los países que conforman la frontera sino precisamente a la relación existente en esas circunstancias y geografía. Las experiencias y características propias de las zonas fronterizas son vastas y los estudios de zonas fronterizas se asumen desde distintas aristas. Lo cierto es que vivir en alguna frontera implica también tener una serie de oportunidades que son igual de únicas como el resto de los elementos que circunscriben este hecho.
Una de esas oportunidades es el aprovechamiento de los tratados de libre comercio, comunes en esta etapa globalizada. De acuerdo con Joaquim Tres, el 70 % del total comerciado por América Latina y el Caribe se cubre gracias a los acuerdos comerciales, y de los 270 acuerdos de libre comercio que están actualmente vigentes en el mundo, más de 70 incluyen a países de Latinoamérica y el Caribe.
Ahora bien, ¿qué es el libre comercio? Es un enfoque económico que pugna por la eliminación de las trabas a la actividad económica de las partes que firman. Es la capacidad de adquirir bienes o servicios sin obstáculos arancelarios, de impuestos, de precios, por contrataciones o cualquier otra condición no monetaria que impidan esta transacción.
Esto puede traer grandes ventajas a las empresas si se saben aprovechar estas oportunidades, sobre todo si alcanzan la capacidad de expandirse para atender a clientes internacionales, a quienes podrían vender a precios más bajos. Sobre todo, en empresas que se encuentran en países con economías en desarrollo, como México, el comercio internacional presenta grandes ventajas:
- También en la economía, la ganancia está en la diversidad. — Los tratados de libre comercio no necesariamente deben ser entre países con igualdad de condiciones económicas, podemos beneficiarnos de estas combinaciones al intercambiar materia prima en países que la utilicen en manufactura, por ejemplo.
- Inversión internacional. — Al desaparecer las barreras comerciales entre los países, se puede armar un trinomio virtuoso entre gobierno, empresas y academia: los gobiernos están en posibilidad de ofrecer espacios y oportunidades a empresas que desean establecerse en otros territorios y la academia puede alinear sus programas hacia las necesidades de estas empresas para que quienes egresen estén mejor preparados y tengan oportunidades laborales garantizadas. Así, ganan los gobiernos que brindan oportunidades de empleo, ganan las empresas pues pueden pagar menos que en sus países de origen (aunque siendo altamente competitivas en los países con economías en desarrollo) y ganan quienes deciden prepararse para tomar estas oportunidades de empleo a través de su formación. Aquí vale la pena mencionar que, sobre todo estando en frontera, estas posibilidades se potencializan así que es muy importante formarse en estudios de zonas fronterizas y aprovechar los programas que ofrecen escuelas como la Universidad Iberoamericana Tijuana al respecto.
- Competitividad y mejora económica. — Así como las empresas que invierten en México llegan a ser competitivas en términos de salarios y prestaciones, en términos tecnológicos y de buenas prácticas de manufactura, se aumenta la productividad, eficiencia y calidad de las empresas tanto nacionales como internacionales que se encuentran en los países.