El cooperativismo como herramienta de equidad
Los retos a los que actualmente nos enfrentamos son nuevos en varios sentidos, así que desde todas las áreas debemos pugnar por acciones estratégicas e innovadoras para encararlos. No siempre estas acciones deben ser nuevas, pero sí alternativas a lo que hemos intentado con anterioridad. En términos de generación de riqueza y desarrollo de negocios, un ejemplo puede ser el modelo de cooperativas.
Frente a la repartición inequitativa de los recursos y la desigualdad social derivado de la desigualdad económica, el modelo cooperativo a nivel global ha sido considerado de innovación social. La Organización Internacional del Trabajo lo promueve como un instrumento esencial para fomentar el desarrollo sostenible, debido a que sus valores y principios responden a los retos que enfrentamos para alcanzar metas de desarrollo económico, protección del medio ambiente y justicia social.
Si bien las cooperativas son también empresas, los objetivos principales de quienes las crean o se unen a ellas consisten en mejorar las condiciones económicas y sociales del grupo de asociados y la comunidad (pues son organizaciones comunales) por medio de la acción conjunta. Se basan en valores de democracia, igualdad, equidad y solidaridad antes que a intereses meramente individuales.
Este sistema de economía solidaria lleva existiendo desde hace varios años, pero es importante reconocer sus aportaciones a fin de reproducirlo (al menos en cierta medida) y defender la formación de este tipo de organizaciones, que son horizontales, democráticas, de participación abierta, equitativas, autónomas, de ayuda mutua y que muchas veces terminan por atender las necesidades básicas de las poblaciones en que se desarrollan, cuando no se han atendido por otras instancias. Necesidades como salud, educación, servicios públicos, acceso a créditos financieros, etc.
A su vez, las cooperativas son grandes generadores de empleo, así que contribuyen a la generación de ingresos, eficiencia en los recursos, regulación de precios e incluso la generación de piso político y construcción de tejido social de las comunidades, que se convierten en gestores y protagonistas de su desarrollo.
La dinámica económica global está cambiando de manera muy veloz, tan así que los marcos regulatorios actuales suelen quedarse un paso atrás de las innovaciones y los hechos sociales que estas generan. El cooperativismo aparece mostrando que estas nuevas dinámicas económicas, sociales, culturales y ambientales se dan en ambientes de cooperación, solidaridad, ayuda mutua y colaboración, ambientes en los que priman las necesidades comunes más que los intereses particulares y que conducen a repensar el esquema de desarrollo actual.
Realizar el análisis de pertinencia respecto al funcionamiento de los diferentes modelos de negocio y las condiciones sociales, económicas, laborales y ambientales en donde cada uno puede funcionar es fundamental. Si te interesa profesionalizarte en estos temas, te invitamos a cursar la Maestría en Gestión Ejecutiva Internacional de la Universidad Iberoamericana Tijuana.