Greta Thunberg o por qué el cambio no es individual
Greta Thunberg ha sido un icono del activismo medioambiental durante los últimos años. Su iniciativa «Viernes por el futuro» ha obtenido mucha atención mediática y ha sido replicada en diversas latitudes, además de que sus gestos y su pasión al momento de dar discursos, aun frente a grandes líderes internacionales, la han puesto en el foco ya sea de las críticas o de los halagos.
Con tan solo dieciséis años, la joven ya tiene una base de fanáticos y, acostumbrada a cierta fama, también tiene una base importante de críticos y detractores. Como sucede con quienes ganan atención mediática por discursos incómodos o de activismo, se le reclama congruencia y se analiza el impacto ambiental de cada una de sus acciones. También, y sobre esto es importante que nos enfoquemos, se critica que no tome acciones individuales en un tema que le interesa tanto. Es curioso el reclamo con respecto a que no ha plantado los suficientes árboles como para llamarse activista por el medio ambiente porque refleja la corta visión que tenemos sobre las medidas necesarias para atender este y, en realidad, cualquier otro problema que involucra a la población mundial.
En varias de sus entrevistas, ante la pregunta de «¿qué podemos hacer nosotros para ayudar al medio ambiente?», Thunberg se aleja de esos lugares comunes que terminan por ser no sólo melosos sino un engaño cómodo: no habla de las pequeñas acciones individuales que, si bien pueden colaborar a reducir nuestra huella ecológica, no implican un cambio sustancial si no se motiva a toda la población a cambiar sus hábitos de consumo a partir de las diversas legislaciones y regulaciones a las empresas. Lo que Greta Thunberg responde que podemos hacer es exigir a nuestros distintos mandatarios para que se resuelvan a generar cambios significativos.
A muy corta edad, esta joven comprende y difunde lo que a gran parte de la población le es difícil asimilar. Pues la despolitización de los problemas a partir de la individualización de las soluciones nos hace pensar que «el cambio está en uno mismo», sin considerar que el cambio de uno mismo a veces proviene de la motivación en colectivo. Recordemos que las políticas públicas establecen modos de comportamiento social, por eso deben de ser implementadas de manera cuidadosa asumiendo que van a definir estructuras sociales y modos de organización.
Los cambios individuales no son negativos en sí mismo, pero reconocer que son insuficientes y que, a veces, el cambio individual necesario implica movilizarse para cambiar al colectivo, pues también es cierto que la unión hace la fuerza. Si te interesa la política pública para generar cambios positivos, te invitamos a que conozcas nuestro programa de la Maestría en Gestión en Políticas Públicas que ofrecemos en la Universidad Iberoamericana Tijuana.
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