Hacia un desarrollo sustentable
Luego de la Revolución Industrial, la expectativa respecto al futuro y al mundo que iríamos construyendo sufrió cambios importantes: la idea de desarrollo se sustentó en la urbanización de espacios, donde la naturaleza fungiera como mero insumo y no como parte de la ciudad. El Hombre (así, como categoría universal) había encontrado la forma de vencer a la naturaleza e imponer su superioridad sobre otras especies, había llevado al límite su condición de sapiens sapiens y estaba aprendiendo a sustituir las pesadas jornadas con alta demanda física con herramientas tecnológicas. A partir de entonces, era lógico, las esperanzas y la fe se abocaron en una promesa de Modernidad en donde tendríamos más trabajando menos, conoceríamos el progreso a través de desarrollos más acelerados de nuestras localidades, la pobreza nos sería ajena.
Con qué gran decepción cargamos ahora. Si bien hablar del triunfo o fracaso de las ideas de la Modernidad es un tema de debate aparte, es cierto que hemos caído en cuenta de que asumir el desarrollo desde un enfoque de crecimiento desmedido, expansión y dominio sobre lo natural ha traído resultados desafortunados. Además, este idilio de desarrollo, de servicios y facilidades para llevar una vida cómoda ha abarcado a la mayoría de las personas, con lo cual se crean crecimientos desordenados en las ciudades, abandono del campo, desequilibrios ecológicos y mayor precarización. Quizás sabíamos que este sueño de Modernidad sólo sería alcanzable por algunos, y por lo mismo todos quisieron ser parte del grupo de los vencedores. Las prácticas extractivistas (alimentadas por demandas de recursos cada vez mayores y el desplazamiento de zonas rurales y naturales) se nos presentaron como el modo de contar con recursos infinitos, pero gracias a ellas, hoy nos encontramos con que los recursos cada vez serán más limitados. Quién lo diría.
Por eso, el nuevo enfoque de la planeación urbana tiene que ver con el desarrollo sostenible, con vivir y producir en armonía con el espacio en lugar de tratando de dominar el espacio. Tiene que ver con reconocernos vulnerables y parte de un entorno que no nos garantiza recursos infinitos al ritmo que la producción lo necesita. Si deseamos continuar con el desarrollo de nuestras comunidades, debemos hacerlo desde una perspectiva de sustentabilidad urbana en armonía con el medio ambiente.
Entender a la humanidad como parte de su entorno y no como vencedor del mismo, nos puede dar una perspectiva más amplia respecto a cómo delinear nuestros planes de desarrollo de una forma más estratégica. Por eso, la Universidad Iberoamericana Tijuana ofrece planes de posgrado donde el alumnado se especializa en este tipo de enfoques, como el de Planeación Estratégica de Ciudades, donde sus egresados podrán colaborar con la construcción de sociedades más armónicas y sustentables.