La importancia de la consulta en políticas públicas
El paso inicial a la hora de formular políticas públicas es la identificación de un problema;
sin embargo, para que las estrategias de mejora que deseemos implementar resulten
funcionales, no se puede tratar de un análisis superficial sino de una revisión que
contemple las causas de la problemática que identificamos, las condiciones que la facilitan
y en general todas las aristas que la conforman.
La imagen de la que más se quieren alejar quienes se dedican a la política es la de ser
seres ajenos a sus representados, cegados a las necesidades sociales y populares por el
privilegio que les da el mismo ejercicio de su trabajo. Desafortunadamente, es una de las
ideas más popularizadas. Es difícil comprender cabalmente lo que no se vive, y
ciertamente sería una tarea imposible para cualquiera el experimentar las realidades
sociales y económicas de toda la población a la que representa, pero esto no debe ser
motivo de agobio ni pretexto para la incompetencia. (Sobre todo) en políticas públicas,
como en la vida, si no sabemos: preguntamos.
Consultar a la ciudadanía tiende a verse como un proceso oneroso y poco productivo, a
pesar de que cuando se lleva a cabo con una metodología adecuada puede arrojar
resultados muy favorables que nos evitarán generar estrategias de política pública que
pueden o no funcionar. Una de las prácticas que más recursos consume (no sólo
económicos, sino de tiempo y capital humano), es la de ir a prueba y error por dejarse
guiar por supuestos.
Principalmente en las ciudades fronterizas o las comunidades indígenas esto es una
constante: se proponen acciones y proyectos que no responden a las necesidades reales
de las poblaciones o que van en contra de sus prácticas o dinámica social, pues sus
identidades son tan específicas que resultan difíciles de asimilar para quien no vive en sus
realidades.
Llevar a cabo procesos de consulta no sólo nos permite identificar de manera más puntual
las problemáticas que quizás no habíamos identificado, sino también las sugerencias que
manan de la misma población que habita el área en la que deseamos incidir. Además, es
una gran manera de hacer comunidad al integrar a la ciudadanía en la toma de decisiones
en lugar de limitar su participación política a un desganado voto.
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