A paso lento pero seguro: caminos hacia la peatonalización

La tendencia de los gobiernos de las ciudades por peatonalizar sus centros históricos llegó para quedarse a nivel internacional. Y qué bueno, pues más allá de ser una tendencia es una estrategia que funciona en varios sentidos: por una parte, se fomentan otras formas de transporte, lo que reduce la contaminación atmosférica y fortalece el tejido social al estrechar las relaciones interpersonales; además, mejora la seguridad vial al existir espacios específicos seguros para pasear caminando; a su vez, aumenta la movilidad peatonal y eso se refleja en la salud de la población.

            También se habla de que la peatonalización mejora en general la calidad de vida de las personas, reduce la contaminación auditiva, mejora la calidad de aire y facilita la creación de espacios para la vida social, las zonas verdes y el comercio. Lo último debo a que un buen espacio para caminar y curiosear fomenta el acceso a las tiendas. No descuidemos que la plusvalía aumenta cuando una zona cuenta con diferentes modelos de transporte.

            Ahora bien, también hay que decir que los casos en donde esta medida ha tenido mayor éxito —e incluso se ha solicitado que se peatonalicen más áreas— son en las ciudades que han migrado sus calles dominadas por automóviles a calles para peatones de manera paulatina. Se debe hacer con firmeza, pues es evidente que encontraremos resistencia al cambio y al sacrificio de lo que conocemos como comodidad; pero también hay que considerar que no podemos hacerlo de raíz.

            La razón de ir poco a poco no es sólo el enfrentarse al descontento ciudadano, sino también tener la oportunidad de ir a prueba y error con lo que funciona (y no lo hace) específicamente en nuestra ciudad, así podremos integrar un plan completo de movilidad sin dejar de contemplar a personas que trabajan lejos de sus hogares, por ejemplo, y que se podrían ver afectados por una peatonalización hecha al vapor. En este sentido, el fortalecimiento del transporte público debe darse a la par de la peatonalización.

            Quitar el monopolio del transporte al automóvil tiene más ventajas que desventajas, en definitiva, pero sí debemos ejecutar la planeación de manera metódica y rigurosa para mitigar todos los inconvenientes que pudieran existir alrededor de un proyecto tan beneficioso. Si te interesa dominar herramientas para reducir los contras en cada proceso de urbanización, te invitamos a que formes parte de la Maestría en Planeación Estratégica de Ciudades que la Universidad Iberoamericana Tijuana tiene para ti.

Foto de Aleksandar Langer en Unsplash

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