Evaluación del desarrollo humano en México

En 1990 se presentó el primer Informe Mundial sobre Desarrollo Humano como un nuevo enfoque sobre la manera de entender el progreso social. Desde entonces se comenzó a plantear una idea que ya está aceptada mediática y académicamente: que el crecimiento y el desarrollo son conceptos relacionados, pero que se deben diferenciar, pues el desarrollo de un país no deberá entenderse sólo desde la perspectiva del crecimiento económico. A grandes rasgos, el crecimiento económico refiere al aumento en la producción de bienes y servicios y mayor consumo de estos; por su parte, el desarrollo económico tiene que ver con la capacidad de crear riqueza a fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de los habitantes.

Desde una perspectiva de desarrollo humano, las personas son la verdadera riqueza de las naciones, por eso se considera la obligación de crear un entorno en el cual las personas tengan libertades y recursos para desarrollar su máximo potencial. El desarrollo implica ampliar las oportunidades de cada persona (PNUD Guatemala, 2016).

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define desarrollo humano de la siguiente manera: “el proceso de ampliación de las posibilidades de elegir de los individuos que tiene como objetivo expandir la gama de oportunidades abiertas a las personas para vivir una vida saludable, creativa y con los medios adecuados para desenvolverse en su entorno social”. En México, el Consejo Nacional de Población (Conapo, 2001) retoma este concepto definiendo al desarrollo humano como un proceso continuo de ampliación de las capacidades y de las opciones de las personas para que puedan llevar a cabo el proyecto de vida que, por distintas razones, valoran.

Si sólo existiera crecimiento económico y nos olvidáramos del individuo, nos quedaríamos a la mitad de la tarea, pues el objetivo primordial que se debe tener desde un enfoque humanista no sería únicamente el de proveer bienes y servicios, sino que éstos deben concebirse como un medio para alcanzar un plan de vida o una realización plena. Lo dijo Aristóteles en Ética a Nicómaco, “la riqueza no es, desde luego, el bien que buscamos, pues no es más que un instrumento para conseguir algún otro fin”.

Buscar un enfoque multidimensional al hablar de desarrollo humano es, pues, fundamental. A la fecha, los indicadores para monitorear el progreso de las naciones en este respecto son:

• Longevidad de las personas. Esto sirve para determinar el índice de salud, donde se considera una longevidad mínima de 20 años de esperanza de vida y una máxima de 83.4.•

• Educación. Mide el progreso de un país o estado tomando en cuenta los años promedio de escolaridad y los años esperados de escolarización.

• Nivel de ingreso necesario para una vida digna. Aquí se consideran el resto de los aspectos del desarrollo humano que no se reflejan en los dos puntos anteriores.

Para garantizar plenamente el desarrollo humano no debemos conformarnos con cubrir los aspectos básicos, es por eso que quienes buscan estar inmersos en estas temáticas deben estar preparados con maestrías en Humanidades, pues no se trata sólo de satisfacer las necesidades básicas de cada individuo en tanto elementos materiales, sino también garantizar el bienestar en aspectos institucionales, de participación política y de realización social.

Photo by Mor Shani on Unsplash

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