¿Existe el derecho sin el estado?
Para comenzar a abordar este tema me gustaría primero realizar una pequeña analogía, y
es que nos encontramos ante el juego de que fue primero, si el huevo o la gallina. Eso mismo
lo podemos trasladar a ¿qué existió primero, el estado o el derecho? Ambos términos están
estrechamente ligados puesto que en el sistema jurídico que conocemos actualmente en
México, existe una relación simbiótica entre los mismos, ya que de acuerdo a la concepción
actual no es posible percibir un estado que no se encuentre fundamentado en el derecho,
así como no es dable contemplar formas de creación del derecho en que no intervenga el
estado.
Dicho lo anterior y realizando un reduccionismo con un fin meramente ilustrativo,
consideremos al derecho como una serie de normas jurídicas que rigen y dan estructura y
pauta al actuar de la sociedad. De ello, podemos destacar el carácter sancionador de las
mismas, el cual consiste en que el derecho es un conjunto de supuestos, de cuya
actualización se desprenden consecuencias jurídicas.
Siguiendo la misma tónica, imaginemos al estado como una ficción jurídica, mediante la cual
una sociedad determinada, dentro de un territorio que les corresponde, cede parte de sus
libertades a un poder común, con la intención de poder sobre llevar la carga de vivir en
conjunto con los demás (idea central de El contrato social de Rousseau).
Teniendo en consideración la idea más básica de ambos conceptos, podemos decir que
Estado es una palabra meramente jurídica, que encuentra su justificación dentro de los
confines del derecho, el cual, a su vez, comparte finalidad con el Estado, que no es otra más
que buscar un bien común a la sociedad que les dio vida, utilizando las herramientas que
tienen a la mano para realizar tal afrenta.
En conclusión, dada a la naturaleza creadora del derecho, podemos estimar que el estado
nos es más que fruto del mismo, que mediante una evolución constante a través de los
siglos, dio nacimiento a una abstracción que une a la las sociedades humanas, y que, en
virtud a su misma transformación, se ha ido perfeccionando y adaptando de tal manera que
ha logrado crear una relación de cooperación entre el propio estado y derecho, donde no
es posible que exista uno sin el otro, a tal grado que en la actualidad, en un país como
México, la separación de ambos conceptos nos llevaría a una incertidumbre jurídica que
haría temblar los cimientos de toda la sociedad.
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