Comunicación verbal efectiva

No es lo mismo comunicar que comunicar correctamente

Probablemente nos ha pasado que al comunicar algún mensaje no recibimos la respuesta o la reacción deseada. Tal vez al comunicar alguna situación delicada tomamos cierta postura y modulamos distinto la voz, que cuando buscamos expresar gozo y energía, donde utilizamos otro tipo de movimientos y usos de la voz. Cuando recibimos alguna reacción no esperada ante un mensaje compartido probablemente no utilizamos las herramientas correctas de la comunicación verbal y corporal.

La comunicación se compone de dos componentes principales: la verbal y la paraverbal.

La comunicación verbal se refiere al correcto uso del idioma, donde utilizamos de manera inteligente las palabras y las estructuramos de manera que comuniquemos un mensaje de una manera óptima. Si bien el 80% de lo que comunicamos se transmite por lo que no decimos, es decir, por lenguaje corporal, y que el 20% restante se refiere al contenido verbal que expresamos, es decir, lo que decimos con nuestras palabras, en este artículo entraremos en materia de comunicación primero con lo toral, lo cual es la comunicación verbal.

Comunicación verbal: el arte del correcto hablar

Esta parte de la comunicación comprende el buen uso del idioma, es decir, la correcta utilización de las palabras y su estructura. Para lograr una comunicación verbal efectiva es necesario nutrir nuestro acervo verbal mediante la lectura y la escucha de peritos en el tema que hemos de tratar.

Así mismo, existen distintos vicios del idioma que causan que la comunicación se vea viciada y se aleje del objetivo, ya sea convencer, comunicar, motivar, hacer reír, consolar o la que necesitemos proyectar.

Algunos vicios del idioma son:

  • Barbarismos: se refiere a la pronunciación o escritura incorrecta de las palabras o el empleo de vocablos impropios.
  • Vulgarismo: se refiere a la deformación de una palabra o a su mala pronunciación. Por ejemplo: haiga, entabanos, on tas, a la mejor, en veces, cercas.
  • Extranjerismos: en esta categoría recaen los anglisismos o galicismos, y se refiere a cuando introducimos una palabra en otro idioma al nuestro sin realmente pertenecer. Por ejemplo: parkear (anglisismo de “park”), chuco (proveniente de la referencia a los Estados Unidos, The Zoe Co., que a lo largo de los años se ha ido tergiversando), ok, cool, hotdog, etc.
  • Muletillas: palabra o expresión que se repite o intercala en el discurso con excesiva frecuencia. Por ejemplo: estem, ¿no?, aham, si, no, de manera repetida.
  • Cacofonías: repetición de un sonido que suena incómodo o desagradable. Por ejemplo: mi amigo no nada nada, tomando té te mejoras.
  • Pleonasmo: figura retórica de construcción que consiste en añadir enfáticamente a una frase más palabras de las necesarias. Por ejemplo: salir para afuera, orillarse a la orilla.
  • Alargamientos o apoyos mentales: comprende sonidos largos o palabras innecesarias para llenar el silencio mientras se improvisa o para evitar el propio silencio.
  • Uso del “yo”: especialmente en el ramo de la oratoria, el uso del “yo” se considera redundante ya que al expresarnos de nosotros mismos queda implícito que se trata de un “yo”. Por ejemplo: yo opino, yo pienso, yo quiero.
  • Inicio débil: principalmente al dar un mensaje importante o un discurso fuerte es imperativo tener un comienzo adecuado que prepare al interlocutor para recibir el mensaje con la intención deseada. Si se percibe duda o inseguridad, probablemente el mensaje no sea efectivo.
  • Queísmo y dequeísmo: el uso del “que” o “de que” donde no hay necesidad. Por ejemplo: Mayra dijo que no le gustaba el rojo – Mayra dijo de que no le gustaba el rojo.
  • Anfibología: se refiere al doble sentido de la palabra. Por ejemplo: Medias para señoras de algodón (El acomodo del enunciado da a entender que las señoras están hechas de algodón, no las medias).

Si bien la cultura y la educación nos facilita un amplio mundo de palabras que nos permitan expresarnos de manera más precisa, las palabras inteligentes pueden ser mal dichas, deformando así el mensaje que queremos transmitir. Por ello es necesario conocer y ejercitar tanto nuestro acervo verbal como nuestras herramientas corporales para lograr transmitir mensajes de manera efectiva y excelente. Por ello te invitamos a esperar al siguiente artículo donde estaremos hablando sobre “Comunicación efectiva paraverbal”, que se refiere a las herramientas como tono de voz, énfasis, movimientos, posición de brazos, manos, respiración, entre otros.

Y tú, ¿Conoces otros vicios del lenguaje? ¿Qué vicios reconoces de nuestro lenguaje cotidiano? Aprende más de comunicación efectiva en la Maestría de Desarrollo Organizacional en la Universidad Iberoamericana.

Photo by Headway on Unsplash

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