Movilidad urbana y la importancia de la planeación estratégica
Hablar de una movilidad urbana efectiva es, forzosamente, poner al centro de la discusión la pluralidad de necesidades. Cuando la planeación estratégica de ciudades es primordial en el desarrollo y ejecución de proyectos de infraestructura, impactamos directamente en la productividad económica y la calidad de vida de la ciudadanía, a través, por ejemplo, del acceso a servicios básicos como la salud y la educación.
En América Latina ha habido un proceso tardío de urbanización que, aunado al predominio de las principales ciudades al momento de hablar de expansión y el crecimiento de asentamientos ilegales en las periferias urbanas, remiten claramente a una falta de planeación estratégica. Recordemos que en esta misma zona, el crecimiento urbano suele darse por extensión, es decir, su desarrollo es disperso, monofuncional y crea dependencia del automóvil.
Ideas erróneas de progreso, probablemente mal adoptadas de grandes urbes estadounidenses, nos han hecho considerar que priorizar el automóvil individual es el camino hacia la urbanización de nuestros entornos. Sin embargo, el crecimiento desordenado conlleva a la segregación de las áreas periféricas de la ciudad, cinturones de pobreza cuyos problemas se agudizan a cada momento.
Es por eso que, en cuanto a movilidad urbana refiere, se consideran los tres elementos principales que interactúan: el individuo que se debe transportar de un punto a otro, el espacio público que se utilizará para llevar a cabo dicho traslado y el transporte. Consideremos pues que limitar nuestra visión respecto a cada uno de estos elementos evitará que pensemos la movilidad como un derecho de todas las personas. Se deben considerar las particularidades de cada individuo no como un rasgo a eliminar u homogeneizar con el resto, sino como barreras a eliminar en la búsqueda de una planeación que garantice la igualdad sustantiva en términos de movilidad.
Para cuantificar la información, echamos mano de indicadores como la tasa de motorización, tasa de viajes, viajes por modo, tiempo promedio de viaje, velocidad media y flujo vehicular horario. En el caso de Tijuana, de acuerdo al Plan Municipal de Desarrollo del 2010, el 53 % de su población utiliza automóvil privado, lo que se refleja en mayor tránsito vehicular y mayores tiempos de traslado.
La planeación estratégica de ciudades que contemple dentro de su esquema de movilidad urbana un buen sistema de transporte, garantizará a la ciudadanía una mejora en su salud, no sólo por el acceso al servicio sino porque mejora la calidad del aire, además de que, al haber alternativas de transporte rápidas y seguras, se incentiva el ejercicio; a la par, el bienestar psicológico ligado al ahorro de tiempo y la reducción del estrés supone una gran ventaja.
La sustentabilidad se identifica cuando el desarrollo implica un crecimiento urbano inteligente que cubre las necesidades actuales sin desproveer a las generaciones venideras. Para lograr una planeación estratégica se requiere primeramente de una investigación que no sólo considere ejemplos y casos de éxito, sino que sepa también tropicalizar estas estrategias a cada contexto y entender las diversas realidades contenidas en una misma ciudad.
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