Un paisajismo que contemple lo endémico

Parte fundamental en el diseño de espacios, especialmente de espacios públicos, es el paisajismo, que no debe resultar únicamente estético, sino que supone considerar el medio para elegir los mejores materiales para trabajar, así como seleccionar la vegetación a colocar. En este sentido, uno de los errores casuales que se han tenido desde la política pública y el urbanismo es la colocación de especies exóticas a las regiones en las que se diseña. Y es que la introducción de estas especies implica un peligro para la biodiversidad en tanto que pueden convertirse en plagas en otro lugar, requerir recursos con los que el medio no cuenta y con ello reducir esos recursos para las plantas endémicas (como podrían ser incluso los nutrientes del suelo).

Apostar por lo endémico es una gran manera de reconocer a las especies que están presentes en el territorio de forma natural y espontánea. Las plantas autóctonas se encuentran en el territorio sin necesidad de que se involucre la actuación humana, en ese sentido, el humano debería seguir la guía que el mismo medio está sugiriendo. Especialmente en zonas en donde se complica la revegetación, las plantas endémicas lo habilitan, ya que están adaptadas al entorno y sus semillas son capaces de esparcirse en él, lo que a su vez nos da una gran riqueza en términos de variedad (no se piense que usar plantas endémicas implica generar un ambiente simple o aburrido).

Conviene posicionar un paisajismo orientado hacia lo endémico debido a que, si deseamos diseñar con un enfoque de desarrollo sustentable, debemos considerar cómo empobrecemos o enriquecemos los ecosistemas, cómo cada especie funciona en sus relaciones con otras en la región y considerar que no haya un desplazamiento de las plantas endémicas. Caer en la trampa de la estética occidental homogénea puede ser muy fácil, pero la propagación de ciertas especies exóticas llega a ser muy acelerada y eso pone en riesgo el equilibrio biológico.

Ahora bien, desde la política pública también tendríamos que considerar que el mantenimiento de plantas endémicas implica un costo muchísimo menor que el de mantener especies exóticas, pues requieren menor cantidad de agua de riego, no es necesario usar químicos contaminantes para su preservación y mantenimiento y sufren menos enfermedades. Lo anterior con los mismos o mayores beneficios.

Es importante destacar que la estética no se ve comprometida al pensar en especies endémicas, sino que se explota una imagen identitaria de cada región, con la que se puede experimentar mucho más. Si te interesa indagar sobre distintas técnicas de pensar las localidades, te invitamos a la Maestría en Planeación Estratégica de Ciudades que la Universidad Iberoamericana Tijuana tiene para ti.

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